Convertirse en masajista es una manera fantástica de desarrollar el conocimiento del ser humano y de evolucionar en un entorno orientado hacia los demás y su bienestar.
Sin embargo, esta profesión requiere tanto cualidades personales como verdaderos conocimientos técnicos. Ser masajista erótica no es algo improvisado y requiere un conocimiento profundo en muchos campos: anatomía, gestos, conocimiento de las contraindicaciones, historia y origen de los masajes.
Las masajistas eróticas entran en contacto con una clientela de mujeres y hombres de todas las edades y procedencias, cuyas necesidades y morfología pueden variar enormemente. Por eso la adaptabilidad es esencial. Cada cliente debe ser tratado de manera diferente según sus problemas y el objetivo por el que acuden al centro de masajes, y así beneficiarse de un apoyo personalizado.
La masajista también debe mostrar un gran sentido de escucha y empatía para «ponerse en la piel» del masajeado. Se debe establecer una relación de confianza para fomentar la relajación profunda inducida por el masaje. Sin embargo, debe ser discreta, sobre todo porque se crea naturalmente una situación de intimidad, favorecida por los contactos tan íntimos de un masaje erótico.
La masajista no debe hacer preguntas personales o entrometerse en la vida privada del cliente, incluso si el cliente confía en ella. Toda practicante de masajes eróticos debe haber desarrollado cualidades humanas inherentes a la profesión de masajista: se trata de estar atenta a los demás y de anticiparse a sus necesidades para proporcionar un tratamiento integral.
Cada masaje es gratificante, tanto para la masajista como para quien recibe el masaje. La terapeuta profesional experimenta la satisfacción de proporcionar bienestar y/o aliviar a su cliente. Por último, una presentación impecable y una apariencia ordenada son esenciales, así como una higiene irreprochable. Una actitud cortés y respetuosa también es apropiada y debe mantenerse en todas las circunstancias.
Más allá de las habilidades personales, la masajista debe adquirir una cierta cantidad de conocimientos técnicos. En particular, debe dominar la anatomía y la fisiología humana. La masajista debe ser capaz de identificar fácilmente los músculos, así como las principales articulaciones y huesos. En ese sentido, nuestras terapeutas tienen todos los conocimientos necesarios para hacerte vivir una experiencia inolvidable.
Es esencial comprender el funcionamiento del cuerpo humano y conocer las especificidades de cada zona de masaje. La masajista también debe conocer perfectamente las contraindicaciones específicas de cada masaje y del uso de ciertos productos, como los aceites esenciales. Algunos masajes deben evitarse en mujeres embarazadas o lactantes, personas con problemas de circulación (varices) o enfermedades crónicas.
Por último, es imprescindible un conocimiento teórico de los diferentes masajes, completado con sesiones de formación práctica. La masajista debe dominar a la perfección el arte de los masajes eróticos que desea proponer a sus clientes para hacerlos sentir mejor.